José María Salaverria Ipenza , un vinarocense integrado en la generación del 98

Inmerso en la búsqueda de datos sobre algunos aspectos del puerto de Vinaroz, cuyo ferrocarril se integrará en mi estudio sobre los “Ferrocarriles auxiliares de los puertos de la Provincia de Castellón”, encuentro una referencia sobre José María Salaverria Ipenza, nacido el 8 de mayo de 1873 en Vinaroz, por ocupar su padre, en aquel tiempo, el cargo de farero del puerto de Vinaroz.

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José María Salaverria Ipenza

Recordemos que la memoria de Obras Públicas del año 1856, manifestaba que el faro de Vinaroz estaba en proyecto, siendo considerado de 3ª categoría, dotado de una luz roja.

En el tiempo en que el padre de nuestro personaje estuvo a cargo del faro del puerto de Vinaroz, estaban en curso las obras de la primera fase del dique de Levante, fruto del proyecto redactado por el ingeniero de caminos Leandro Alloza Agut, aprobado en 1862.

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Faro del puerto de Vinaroz, construido en 1860, postal comercial , cedida por Joaquin Simó Federico

Vinaroz fue en aquel tiempo una prospera población, a imagen de gran parte de las ciudades portuarias que se desarrollaron entre 1800 y 1930, dentro de las que no superaron los 15.000 habitantes; mantuvo una vitalidad, que le permitió contar con cuatro casinos, tres asociaciones obreras, dos colegios privados de enseñanza media, un teatro desde 1841, y una plaza de toros con capacidad para 7.000 localidades , cuando la población contaba en 1787 con 6.000 habitantes y en 1860 unos 10.000; además de ser cabeza de Partido Judicial, llegó a contar con Cámara de Comercio propia. Todo un referente para la época.

En años anteriores a la presencia del farero Salaverria en el puerto de Vinaroz, la ciudad contó desde el 15 de noviembre de 1863 con el primer ferrocarril de vía ancha, de la mano de la Compañía del Ferrocarril de Almansa á Valencia y Tarragona, y en 1867 con el nuevo edificio de estación.

La importancia de su puerto se refleja en la entrada de 1.314 buques en 1860.

Volviendo a nuestro personaje del epígrafe, manifestaremos que cuando Salaverría contaba con cuatro años la familia abandonó Vinaroz y se trasladó a San Sebastián , donde el joven Salaverría cursó estudios de delineación y pasó a ocupar una plaza en la Diputación de Guipuzcoa. No obstante su verdadera vocación era la de escritor. Iniciando colaboración en varios periódicos. La referencia sobre su obra manifiesta que ……

” Los primeros artículos, “Basconia”, 1898, “Martintxo”, 1895, los publicó en Euskal Erria, y en otras revistas del País. Publicista infatigable, su producción es inmensa, apareciendo en ABC, La Vanguardia, Diario Vasco y La Nación, de Buenos Aires principalmente. Sus artículos tratan de política, crónica de guerra (México, Europa, Marruecos), paisaje y crítica literaria. Su pluma, liberal, emerge sobre todo en La Voz de Guipúzcoa de San Sebastián. Destacan sus novelas Vieja España (1907), Nicéforo el Bueno (1909), La Virgen de Aránzazu (1909) y El Muchacho español, (1938). Sus libros de viajes más destacados: Tierra Argentina (1910), España vista desde América (1914), y sus ensayos El Perro Negro (1906), Alma Vasca (1920) y Santa Teresa (1921). Escribió las biografías de Bolívar en 1930 y de Martín Fierro en 1934 “…..

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Busto de José María Salaverría Ipenza, obra del escultor José Díaz Bueno, en Alderdi Eder (Donostia-San Sebastián). Fot. Garikoitz Estornés Zubizarreta, 1994

Todas estas publicaciones y colaboraciones fueron fruto de las experiencias de viaje por Hispano-America , iniciadas en Puerto Rico el año 1895, con solo 22 años; ampliadas mediante viajes por la Península y por el extranjero donde adquirió una base literaria muy variada. Fue incluido cronologicamente dentro del grupo literario Generación del 98, aunque se diferenció en muchos aspectos de algunos de los integrantes de dicho grupo.

Por otra parte recuerdo que “La Generación del 98” fue el tema de letras que a los alumnos de ciencias se nos impuso en el curso Preuniversitario, de grato recuerdo para mí , puesto que tuve la suerte que dicho temario nos fuera impartido por Don Nicolás González Ruiz, un intelectual procedente del periódico “El Debate”, profesor de la Escuela de Periodismo de la Iglesia, bajo la dirección del Cardenal Herrera Oria. Su pedagogía era tan agradable , que hasta se podía pagar para asistir a sus clases. En el tiempo en que Don Nicolás fue profesor nuestro, colaboraba en varias publicaciones, siendo articulista destacado de la Tercera de “ABC”.

Las clases de Don Nicolás González Ruiz, se impartieron sin libro de texto, por su magnifico planteamento pedagógico y por lo amenas que nos resultaron. Con el tiempo tuve la ocasión de recordarle al encontar en una “libreria de viejo” su “Tratado de redacción para periodistas”, que por supuesto despertó mi curiosidad y abordé con avidez.

Del referente de esa “Generación del 98”, y volviendo a nuestro personaje, recordaré que José María Salaverría Ipenza murió el 28 de marzo de 1940, en San Sebastián.

Juan Peris Torner, Enero 2014